Atlas del Conurbano bonaerense

La Esperanza

Como es vivir en la villa: prejuicios, xenofobia y expectativas

La opinión generalizada que se desprende del corpus de entrevistas analizado es que los vecinos que habitan los alrededores tienen una opinión desfavorable sobre el barrio. El relato de los entrevistados se unifica a la hora de expresar su pensamiento, la mayoría cree que el barrio tiene “mala fama” y quienes no viven en La Esperanza ni siquiera se animan a entrar fundamentalmente porque le tienen miedo al barrio, temen ser asaltados. En algunos casos se llega incluso a justificar esta desconfianza porque los propios vecinos piensan que es verdad que el barrio es peligroso. Uno de ellos advierte que esto ocurre desde hace aproximadamente cinco o seis años en coincidencia con el aumento del consumo de drogas.

Prueba de la gravedad de este problema y de la sensación de vulnerabilidad y abandono que genera en los pobladores la imposibilidad de contar con una ambulancia o con la asistencia de los bomberos voluntarios, incluso en situaciones donde la vida depende de ello, es el relato de un vecino que en el momento del parto de uno de sus hijos no pudo contar con la ayuda del servicio de emergencias médicas porque nunca llegó la ambulancia. En otra ocasión en la que se incendió su vivienda debió ser asistido por otros vecinos que colaboraron para apagar las llamas porque los bomberos tardaron 12 horas en arribar debido al estado de las calles.

 

En cuanto a los problemas que ocasiona habitar el barrio, uno de los que con más frecuencia se ha podido escuchar de parte de los vecinos y que les genera mucha preocupación, es la dificultad que tienen los vehículos que prestan servicios para ingresar al barrio en situaciones de emergencia.

Varios son los relatos que coinciden en señalar que en ocasiones acuciantes, como un incendio o el parto de una mujer, los vehículos de asistencia no han podido llegar por el estado de las calles o se han negado a prestar servicio.

 

Los vecinos entrevistados también manifestaron que en varios momentos se han sentido marginados y discriminados por ejemplo por los remises que se han negado a ingresar porque se les arruinan los vehículos o porque tienen temor a ser asaltados.

Los vecinos del barrio que fueron consultados no reconocen la existencia de conflictos basados en la nacionalidad de los habitantes, sin embargo en el análisis de las entrevistas se desprenden expresiones que indican que subsiste al menos una relación tensa entre los ciudadanos argentinos y los paraguayos. En este contexto se han podido relevar testimonios de vecinos que manifiestan su voluntad de no discriminar pero también muestran descontento y cierto enojo por la presencia de extranjeros.

En algunos casos los responsabilizan del avance en la venta de droga en el barrio, otros creen que deben ser educados para que cumplan con el deber de pagar los impuestos. También se han mostrado molestos porque carecen de documentación.

Particularmente uno de los vecinos refiere que advierte un cambio de comportamiento entre los primeros ciudadanos de origen paraguayo que arribaron al barrio y quienes lo han hecho en los últimos tiempos. Mientras a los primeros los define como trabajadores y con proyectos de progreso en la vida sobre los otros sostiene que carecen de estas características y tienen una forma de vida diferente.

  

Del corpus de entrevistas realizado en el barrio La Esperanza se detectan dos posiciones bien diferenciadas con respecto a la opinión que tienen los pobladores sobre el barrio y sobre su voluntad o no de permanecer en él. No se han relevado opiniones negativas y dentro de los que manifestaron agrado por el barrio algunos se muestran intransigentes a abandonarlo mientras que otros evalúan la posibilidad de radicarse en otro lugar.

Un primer grupo de vecinos refiere que el barrio les agrada y que no está en sus planes mudarse a otro lugar. El tiempo que llevan habitándolo y la tranquilidad que sienten viviendo en él, son algunos de los motivos por los que no lo abandonarían. La cercanía con su familia y amigos también es un aspecto que tienen en cuenta al momento de justificar el gusto por el barrio y su deseo de permanencia. Uno de los vecinos valora además los logros obtenidos y las dudas que le surgen por el desconocimiento de lo que pudiera encontrar en otro barrio.

  

Con iguales argumentos sobre el gusto por el barrio, dentro del grupo de entrevistados que fija condiciones para definir su permanencia en La Esperanza, se evalúa al momento de tomar la decisión diferentes situaciones. Entre ellas se destacan los beneficios que el nuevo posible lugar de residencia pudiera brindarles para el bienestar de sus hijos o para tener mejores oportunidades laborales, ya sea porque existe una mayor oferta o porque por su ubicación estarían más cerca de su lugar de trabajo. Una de las vecinas agrega como condición que pueda seguir ayudando a la gente.

Los testimonios relevados en las entrevistas con relación a las expectativas sobre el futuro de sus hijos tienen puntos en común, quieren que sus hijos puedan tener sus propias viviendas, que formen pareja, que puedan tener buenos trabajos y que su progreso en la vida sea superior al que alcanzaron sus padres.

Con relación al deseo de permanencia o no de su descendencia en el barrio las opiniones de los entrevistados se dividen, algunos desean que continúen viviendo en La Esperanza o que en todo caso es una decisión que deben tomar ellos. Algunos de los entrevistados que integran este grupo desean que sus hijos y nietos crezcan en el barrio porque les gusta y además de esta forma continuarían viviendo cerca de sus padres.

Es relevante también señalar la importancia que los padres le otorgan a la educación. Consideran que el estudio es un camino fundamental para incrementar las opciones en el futuro y le otorgan la entidad de brindarles la posibilidad “de ser alguien en la vida”.

Otros vecinos que respondieron la entrevista en cambio preferirían que abandonen el lugar, una de las razones que más se repitió en los relatos es la preocupación constante por el aumento de la venta y el consumo de drogas en el barrio, desean que crezcan en un lugar donde esta problemática aún no se hubiera instalado. Ante esto varios de ellos consideran que en algunos lugares del interior del país, su calidad de vida sería diferente y estarían, desde su mirada, menos expuestos y por lo tanto más seguros.