Atlas del Conurbano bonaerense

La Esperanza

Ayudas que brindan los hogares

Tabla 4: Hogares según tipo de ayudas brindadas en los últimos 6 meses a personas que no viven en el hogar

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

Con respecto a la forma en que ayudan a personas que no son del hogar se destaca que el 27% de los hogares ayuda dando alimentos, el 26,3% lo hace dando vestimenta, el 16,9% entregando o enviando dinero y el 8,5% recibiendo a comer a su casa. En menor medida, algunas otras formas de ayuda que los hogares brindan son: cuidado de niños, ancianos y discapacitados (5,3%), colaborar en construcción o ampliación de las viviendas (2,9%) y conseguir trabajo (2,8%).

Tabla 5: Hogares según destinatarios de las ayudas brindadas en los últimos 6 meses

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

Estas ayudas tienen como destinatarios principalmente a otros familiares (35,7%) que en un 71,2% de los casos son del barrio; seguidos por vecinos (23,7%), casi todos ellos del barrio; y amigos (9,3%), quienes son del barrio en su gran mayoría.

Ayudas que reciben los hogares

Tabla 6: Hogares según procedencia de la ayuda en dinero recibida en los últimos 6 meses

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

Por fuera de las políticas sociales del Estado, la ayuda en dinero que reciben los hogares proviene principalmente de familiares, que en la mitad de los casos son barrio, y alcanza al 6,8% de los hogares.

Tabla 7: Hogares según procedencia de las ayudas recibidas para conseguir trabajo, alimentos y comida en comedores en los últimos 6 meses 

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

Tabla 7: Hogares según procedencia de las ayudas recibidas en remedios, vestimenta y/o calzado y en tareas de cuidado en los últimos 6 meses (continuación)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

La tabla 7 muestra que la escasez de ayuda es una constante que se reitera, con ciertos matices, en rubros como alimentos, remedios, vestimentas, tareas de cuidados (de mayores, niños, enfermos, discapacitados) o redes sociales para conseguir trabajo. En esta tabla se incorpora al Estado como probable fuente de ayuda, quien sobresale ampliamente, en comparación con resto de los actores, por la magnitud de las ayudas brindadas específicamente dando alimentos y remedios.

En general, se observa una baja incidencia de ayudas que se manifiesta tanto en la ausencia de diversos actores sociales en algunos rubros como en el poco peso que tienen, mayoritariamente, las ayudas que efectivamente se registran por rubro.

Se destaca que el 3,7% de los hogares recibe ayuda de familiares que no viven en el hogar para conseguir trabajo y el 3,9% de otras personas o instituciones. En cuanto a alimentos el 43,4% de los hogares recibe ayuda del Estado. Con respecto a comida en comedores, el principal destacado es el 1,1% de los hogares que recibe ayuda de una ONG o fundación. Para obtener remedios, se observa principalmente que el 27,8% de los hogares recibe ayuda del Estado (teniendo en cuenta que la salita es un actor estatal) y, en menor proporción, que el 2,8% recibe ayuda de una obra social o un sindicato. En vestimenta o calzado, el 5,4% de los hogares recibe ayuda de familiares que no viven en el hogar, el 2,2% de otras personas o instituciones y el 1,2% de una iglesia o grupo religioso. Finalmente, se destaca que los hogares reciben ayuda para tareas de cuidado de familiares que no viven en el hogar en el 8,2% de los casos.

Tabla 8: Hogares con niños y adolescentes menores de 19 años, según procedencia de la ayuda recibida en vestimenta escolar (guardapolvo, zapatillas, etc.) o útiles escolares, en los últimos 12 meses

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 551 casos.

En lo que refiere a ayudas específicas para niños y adolecentes (se consideran sólo hogares con presencia de menores de 19 años), las ayudas escasean de manera similar a las recibidas por el conjunto de los hogares. Tan sólo se destaca que el 8,2% de estos hogares recibe vestimenta o útiles escolares de parte del Estado y que en 6 casos los hogares reciben esta ayuda de un sindicato u obra social.

Cuadro 38: Hogares con niños y adolescentes menores de 19 años, según percepción de comida en forma gratuita en la escuela en los últimos 6 meses

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

En los comedores escolares se observa la fuente de ayuda de mayor presencia para los hogares con miembros menores de edad. El 49,4% de los hogares con niños y adolescentes manifiesta haber recibido comida en la escuela.

Las redes de ayuda entre familiares y amigos son las que se encuentran presentes de manera inmediata en el relato de los habitantes del barrio La Esperanza, al momento de cubrir necesidades.

Padres ayudando a sus hijos e hijos colaborando con sus padres y hermanos. La asistencia no siempre es monetaria, incluye alimentos, traslados por necesidades de salud y compra de pañales. El testimonio de algunos vecinos da muestra del esfuerzo puesto por los involucrados para prestar ayuda a quien lo necesita. También la familia y los amigos colaboraron en muchos casos ayudando construir y mejorar las viviendas.

  

Al momento de hablar sobre las ayudas estatales con frecuencia los entrevistados, se expresan sobre ellas sin distinguir si la asistencia proviene del Estado Nacional, Provincial o Municipal, ni reconocen con certeza el nombre del plan o del beneficio que perciben, llegando incluso en algunos casos a confundir unos con otros.

Tampoco están informados sobre cuáles de ellos se encuentran vigentes y en ocasiones aunque estén siendo asistidos por algún plan o programa ante la pregunta directa sobre si recibe algún plan responden negativamente, posteriormente al continuar sus relatos detallan algún beneficio social que perciben.

En este marco, de las entrevistas realizadas en el barrio La Esperanza se desprende que las ayudas estatales más reconocidas son, las tarjetas para la compra de mercadería, a través de la cual adquieren fundamentalmente alimentos, la Asignación Universal por Hijo y la pensión por madre de siete hijos o más.

En algunos casos se encuentran cobrando una pensión y poseen la tarjeta para comprar alimentos y agregan de manera contundente “yo no cobro ningún plan”.

  

Sobre los planes algunas personas se quejan, manifestando que han sido dadas de baja o que han hecho innumerables trámites para registrarse como beneficiarios sin ningún resultado positivo. Otras quejas que pudieron relevarse se refieren a los montos percibidos debido a que les resultan insuficientes y el tiempo de espera entre la inscripción y la respuesta.

Por último, del análisis de los dichos de dos vecinos se desprenden expresiones que indican percepción de desamparo, cuando refieren haber solicitado ayuda a la municipalidad en momentos de urgencias y no haber obtenido respuesta, ni asistencia.

Uno de ellos también declara que, aún habiendo solicitado materiales en varias oportunidades no le fueron otorgados, y que conoce el caso de una persona que logró terminar de construir su vivienda con esa ayuda en materiales que recibió de parte de la municipalidad.

  

Los habitantes del barrio La Esperanza que han sido consultados sobre el programa de Cooperativas Argentina Trabaja, han declarado en su mayoría que saben que existen pero que no desarrollan tareas dentro del barrio, sólo uno de ellos refirió que a veces los ha visto trabajando en las veredas.

Las críticas al programa y las quejas sobre el mismo que formularon algunos de los vecinos entrevistados se relacionan fundamentalmente con sus deseos de ingresar al programa y la espera y la falta de respuesta de aquellos que se anotaron para participar en más de una oportunidad.

  

Dos entrevistados emitieron opiniones negativas sobre las tareas que desarrollan los cooperativistas y el programa mismo, en un caso fundamenta sus expresiones en que considera que el cupo de trabajo es escaso y el monto percibido insuficiente, el otro rechaza la modalidad de trabajo y sostiene que debería procurarse crear puestos de trabajo fijo y efectivos y de esta forma podrían estar también mejor remunerados.

Para algunos en cambio, la cooperativa Argentina Trabaja brinda la oportunidad de obtener un ingreso para el hogar a cambio de la realización de un trabajo a aquellas personas que carecen de otro medio para conseguir su sustento, e incluso para aquellos que por la edad se ven excluidos del mercado laboral.

Respecto de las redes vecinales, podemos establecer que en general dicen no tener mayores problemas con los vecinos, los describen como personas solidarias, que brindan mucha ayuda y perciben unión vecinal.

Algunos de los problemas del barrio en general o personales de alguno de sus habitantes, logran que la comunidad actúe conjuntamente y aunque con participación dispar, mediante la realización de marchas de protesta, cortes de calles o reuniones procuren resolverlos o conseguir los beneficios perseguidos.

Como muestra de trabajo colectivo y solidaridad algunos vecinos recuerdan que en varias ocasiones organizaron campeonatos de fútbol relámpagos, que por lo general duraban un día, con el fin de recaudar dinero que luego entregaban al vecino que tenía algún problema. Así lo hicieron y prestaron ayuda, entre otros, a una persona que tuvo un accidente por el cual no podía trabajar, a otra a la que le iban a embargar la casa y a una persona que estaba a cargo de un centro para personas discapacitadas.

  

En el orden individual también se han podido relevar situaciones de vecinos que han colaborado con otros o han recibido ayuda. En estos casos se hacen presentes el comedor y la escuela como instrumentos de asistencia, una vecina relata que concurría al comedor a ofrecer ayuda y de esa forma obtenía alimento para sus hijos. Otra de las modalidades de colaboración individual es la prestación de un servicio sin cobrarlo, como ejemplo un vecino cuyo oficio es la albañilería y ayudó a otros en la construcción de sus casas y otro que ha realizado traslados al hospital con su vehículo.

  

De los relatos de los vecinos más antiguos del barrio se desprende que hace tiempo existía una gran comunicación y solidaridad entre los vecinos que se ayudaban espontáneamente y ahora advierten que disminuyó. En particular uno de ellos considera que los nuevos vecinos y específicamente aquellos que provienen del exterior del país, no participan de actividades conjuntas.

  

La mayoría de los vecinos entrevistados admite haber pasado por momentos de falta total de dinero, recurren a una variedad de mecanismos de defensa y estrategias de supervivencia frente a este hecho. Entre ellos la ayuda por parte de familiares es uno de los primeros recursos mencionados, piden dinero prestado generalmente a los padres o a los hijos, que luego devuelven cuando pueden. De igual modo se comportan aquellos que piden mercaderías a cuenta en los comercios del barrio y cuando vuelven a contar con dinero saldan las deudas.

La solicitud de dinero a familiares a modo de préstamo y el pedido a cuenta se convierte en una rueda difícil de detener, ya que al momento de cobrar, deben devolver el dinero pedido o cancelar lo adeudado. El remanente que les queda les resulta nuevamente insuficiente por lo que deben recurrir a un nuevo endeudamiento.

Uno de los recursos que también es utilizado con frecuencia para hacer frente a situaciones en las que no disponen de dinero, es venta o el intercambio de cosas que realizan en general en el mismo barrio.